Por Tomás González Corro
Como todos los nacidos en México a finales de los 60´s, nuestras vidas han estado marcadas por distintos tipos de crisis: sociales, políticas y económicas. Sin ser exhaustivo y sin profundizar, los siguientes eventos son muestra de dichas crisis.
En cuanto a lo social, entre las más importantes están por supuesto la del 2 de octubre de 1968, en donde las demandas de los jóvenes y estudiantes de ese entonces al régimen priísta fue de apertura, democracia y justicia en el país; demandas que fueron respondidas como todos sabemos, con el lenguaje del autoritarismo: a balazos y baño de sangre. En la misma lógica se ubica lo que se conoce como el Halconazo el 10 de junio de 1971, que también fue la represión a grupos estudiantiles por demandar al Estado mexicano la liberación de presos políticos, la derogación de la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León y para exigir la desaparición de los grupos porriles en escuelas de educación media y superior; la respuesta ante dichas demandas, la misma que en 1968, plomo y sangre.
En términos guerrilleros, no hay que olvidar los movimientos de finales de los 60´s y la década de los 70´s y finalmente el levantamiento de los Zapatistas en Chiapas en enero de 1994. En el Estado de Guerrero, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, ambos maestros normalistas egresados de la Escuela Rural de Ayotzinapa, buscaron cambiar las condiciones de miseria y marginación de sus comunidades. En cuanto a la guerrilla urbana, la Liga comunista 23 de septiembre fue fundada en Guadalajara Jalisco y ha sido considerado el mayor grupo guerrillero al ser integrada por una decena de organizaciones armadas; de acuerdo a Sergio Aguayo “en Guadalajara fue el único lugar donde la guerrilla urbana logró apoyo de barrios, eso hizo la diferencia…” de igual manera, para Sergio Aguayo la guerrilla urbana en México fue consecuencia inmediata de la represión gubernamental, obvio es de gobiernos priístas.
Sobre la crisis políticas, sin duda el proceso electoral de 1988 ha sido desde entonces, el botón de muestra respecto a la capacidad de los gobiernos priístas para controlar el sistema y órgano electoral, las elecciones y manipular el voto ciudadano en su beneficio y sus candidatos, con lo que se garantizaba el llamado “carro completo”, es decir el triunfo total del PRI (por cierto, en Veracruz pareciera que entramos en el túnel del tiempo durante el proceso electoral local de 2007, en el que el PRI arrasó en los municipios y distritos electorales en disputa).
De crisis económicas, los mexicanos aún recordamos las de finales de los 70´s y mediados de los 90´s. La primera bajo la responsabilidad del Presidente priísta José López Portillo, quien con el boom petrolero de Cantarell nos mintió diciendo que tendríamos que aprender a administrar la abundancia y lo único que logró fue llevarnos a la bancarrota nacional debido a sus errores garrafales en cuanto a la conducción económica y la galopante corrupción durante su sexenio; la segunda, generada a finales del sexenio salinista y principios del zedillista, en donde los mexicano transitamos del sueño del primer mundo, a la pesadilla del quiebre del sistema bancario nacional y de los bolsillos de las familias mexicanas.
Cada una de las crisis que menciono sin profundizar en ellas, fueron producto de las acciones y prácticas de los gobiernos priístas cuando detentaron el poder presidencial, de ahí que como parte de la generación de las crisis, me genere una gran extrañeza que los mexicanos de acuerdo a las encuestas del Universal y Reforma tengan la intención de regresarle el control del país al PRI por la vía de la Cámara de Diputados Federal el próximo 5 de julio. No cabe duda, el PRI le apostó a la corta memoria histórica de los mexicanos y parece que lamentablemente, esta por ganar la apuesta.
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