martes, 7 de abril de 2009

Columna de Filiberto Vargas

La columna de Filiberto Vargas no tiene desperdicio en cuanto a la corrpución imperante en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán.

PUNTO DE VISTA
Filiberto Vargas Rodríguez
07/Abril/2009

Theurel y Domínguez


Cuenta la historia reciente, que cuando el actual mandatario veracruzano construía la plataforma política con la que iría en busca de la gubernatura, allá por el 2004, en el extremo sur de la entidad se encontró con el entonces Presidente Municipal de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel Montiel, quien había manifestado una abierta inclinación por apoyar al que era señalado como “el gallo” de Miguel Alemán Velasco para relevarlo, el economista Tomás Ruiz González.

Para quien ahora gobierno Veracruz, en aquel entonces era fundamental conseguir el respaldo de Marcelo Montiel, por el control que éste tenía de los votantes en Coatzacoalcos y de los principales grupos políticos en la zona.

Reacio en un principio a sumarse al proyecto político del nativo de Nopaltepec, finalmente Marcelo Montiel decidió aceptar, aunque puso un par de condiciones: La candidatura a la Diputación local para él y la candidatura a la alcaldía para su “pupilo”, Marcos Theurel Cotero, quien fungía como Director de Obras Públicas en el Ayuntamiento.

Lo primero fue fácil de conseguir, pues de hecho ya estaba considerado invitarlo a lanzarse a esa campaña, sabedores en Xalapa de su capacidad de convocatoria.

La segunda petición fue la complicada. El entonces Gobernador Miguel Alemán tenía un compromiso personal con la familia política de Iván Hillman Chapoy y había prometido la candidatura a la alcaldía para él, confiando que con el respaldo mediático de la familia Robles conseguiría una contundente victoria.

En la etapa de las negociaciones, cuando se trataba de presionar a quienes tomarían la decisión, Marcos Theurel Cotero encabezó una marcha por Coatzacoalcos como pocas se han realizado allá. Fue una demostración de fuerza, se trató de hacerles entender al Gobernador y al candidato a la gubernatura, quién tenía a la gente en Coatzacoalcos.

A pesar de ello, la decisión estaba tomada y no le favoreció. No le quedó más remedio que sumarse a la campaña estatal e incorporarse al gabinete, primero como Subsecretario de Comunicaciones y más tarde como titular de esa área.

Marcelo Montiel, mientras tanto, convencido de que no había dejado a nadie de su gente en la alcaldía, y ante el riesgo de que le qujisieran cobrar viejos agravios, consiguió que lo ubicaran en la Comisión de Vigilancia del Congreso local y desde ahí vigiló que no le montaran alguna investigación que pusiera en duda su gestión municipal.

En aquel entonces le dijeron a Marcos Theurel que él sería quien relevara a Iván Hillman en el 2007, pero con el paso del tiempo cambiaron las circunstancias y en la búsqueda de la consolidación de un amplio frente de alcaldes de la “fidelidad”, Marcelo Montiel aceptó regresar al Palacio Municipal de Coatzacoalcos.

Theurel, mientras tanto, aceptó “sacrificarse” y continuar como Secretario de Comunicaciones, desde donde ha ido acumulando una cuantiosa fortuna que le ayude a soportar la pena de no ver cumplido su sueño de ser alcalde de su tierra.

Y es que desde que llegó a la Secretaría de Comunicaciones Marcos Theurel tuvo bien claro que su relación con el Gobernador iría más allá que la de un simple colaborador.

Desde esas oficinas se han hecho millonarias negociaciones con el argumento de que “son instrucciones del Gobernador”.

Desde ahí salen obras para los “amigos” del mandatario estatal (aquellos que toda la vida lo han respaldado en sus múltiples aventuras electorales y que, en muchos casos, sirven como presta-nombres), para los “aliados” del Gobernador (esos que se sumaron a la campaña del 2004 e invirtieron dinero, que ahora están recuperando, con creces), para las cámaras de la construcción, para los periodistas afines, para los Diputados Federales, para los Senadores, para los Diputados locales y para políticos con influencia regional a los que hay que mantener cerca.

Después de atender a todos ellos, Marcos Theurel todavía tiene la posibilidad de atender a sus propios “amigos” y “aliados”.

Y fue precisamente por atender a uno de esos empresarios que ahora se creen periodistas: Julio Domínguez Canales, propietario del periódico El Noreste de Poza Rica y de la compañía constructora Mapa, que Marcos Theurel se metió en el peor escándalo que ha vivido dese que es servidor público.

La empresa de Julio Domínguez se vio beneficiada con la obra de rehabilitación de la autopista Minatitlán – Coatzacoalcos, por instrucciones directas y expresas del Gobernador de Veracruz, pero fue tan malo y lento el trabajo realizado, que Marcos Theurel se vio obligado a rescindirle el contrato y retenerle la fianza.

La reacción era de esperarse. Había demasiados millones de pesos en juego y Julio Domínguez no concebía que le pudieran castigar de esa forma, cuando el propio Gobernador había ordenado que se le ayudara.

Una agresión verbal que pasó a convertirse en agresión física, sin que el funcionario acertara a responder, fue el desenlace de esa historia.

Marcos Theurel mantiene la esperanza de ser el candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos en el 2010. Para eso ha ido llenando su “cochinito”. Sabe que esa posibilidad pende de un hilo, pues también está anotado el actual Diputado local y Presidente de la Comisión de Vigilancia, Gonzalo Guízar e incluso el mismo Iván Hillman podría optar por buscarla nuevamente, aunque antes debe ganar la Diputación Federal.

Ante estas circunstancias, Marcos Theurel consideró que responder al ataque le estaría significando el fin de su carrera política.

Decidió aguantar, pero no olvidar.

Ya habrá otros momentos y otras circunstancias.
Bien dicen que la venganza es un platillo que se come frío.

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